A medida que envejecemos, inevitablemente vamos experimentando cambios en nuestro cuerpo y nuestra mente, incluyendo la pérdida o el deterioro de ciertas capacidades, como la fuerza física o la agudeza visual. El cerebro no es ajeno a este proceso y funciones como la memoria y la capacidad de atención también se van mermando, e incluso a veces sufre accidentes o enfermedades que comprometen su funcionamiento (ictus, traumatismos, Enfermedad de Alzheimer…). No obstante no todo el mundo sufrirá las consecuencias de igual forma: mientras que algunos tendrán problemas significativos, otros sufrirán menores pérdidas frente a estas adversidades y tendrán una mayor resistencia. Esta resistencia viene determinada por lo que se ha venido llamando reserva cognitiva.

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A nuestro cerebro le gusta tener automatizadas la mayor cantidad posible de conductas. Eso le facilita su trabajo. Por eso, cambiar un hábito o introducir uno nuevo es una tarea costosa. Ahora bien, una vez que lo has conseguido lo difícil será cambiarlo.

¿Quiere esto decir que no vale la pena que intente cambiar algunos hábitos de mi vida que no me gustan? En absoluto. Cambiar aquello que no nos gusta o incorporar buenos hábitos es algo que nos debemos proponer para alcanzar una vida plena y saludable.

¿Cómo puedo cambiarlos o incorporar otros? Continúa leyendo →

Hay niños o incluso jóvenes a los que les cuesta cumplir con las normas, seguir las instrucciones, e incluso desafían a los adultos, principalmente a los padres. Quieren “salirse siempre con la suya”. Cuando se les pide que hagan algo su respuesta habitual es “no”, “no quiero”, “no tengo ganas”…
Detrás de este comportamiento puede haber muchas causas que lo expliquen. Puede ser que nuestro hijo tenga un temperamento difícil o unos rasgos de personalidad muy acusados que favorecen estas conductas. Otro factor a tener en cuenta es el estilo educativo de los padres. Son padres que sucumben a las peticiones de sus hijos, normalmente por “no oírle”, Es decir son padres demasiado permisivos y el hijo se aprovecha de esta situación. Continúa leyendo →

Terapia cognitiva

La psicología cognitiva o cognitiva-conductual es una de las varias posibilidades de enfoque científico de que dispone el psicólogo a la hora de hacer terapia con un paciente. Esto significa que tanto las teorías que la sustentan como los técnicas de tratamiento están apoyadas por investigaciones científicas controladas y contrastadas.

¿En qué consiste?

La terapia cognitivo conductual combina el enfoque cognitivo que estudia los pensamientos, creencias y actitudes de las personas y el efecto que éstos tienen sobre las emociones así como la terapia conductual que estudia los comportamientos que ocurren a raíz de estos pensamientos. Continúa leyendo →

¿Te gustaría aprender a realizar neurofeedback? Tanto si estás empezando a utilizar neurofeedback como si quieres aumentar tus conocimientos, este curso del Instituto IFEN te servirá como guía para mejorar tus habilidades y obtener una sólida base con la que trabajar en este apasionante campo. Continúa leyendo →

El psiquiatra es una persona que ha estudiado la carrera de Medicina y que después de superar un examen-oposición, obtiene una plaza en un hospital como médico residente en la especialidad de psiquiatría. Después de cuatro años como médico residente obtiene el título de psiquiatra.

El psicólogo clínico es una persona que ha estudiado la carrera de psicología, y que después de superar un examen-oposición, obtiene una plaza en un hospital como psicólogo residente, Después de cuatro años de ejercicio como psicólogo residente obtiene el título de psicólogo clínico. Continúa leyendo →

A veces la conducta de tu hijo pequeño te puede llegar a sorprender e incluso a sonrojar, tu hijo pega una torta a un amiguito con el que está jugando, tira arena a otros niños, da un mordisco… Es normal que te preocupes. No obstante debes saber que cierto grado de agresividad forma parte de su desarrollo. Ello no significa que no debamos intervenir, muy al contrario, debemos actuar para enseñar a nuestro hijo a controlar sus impulsos, y a canalizar los sentimientos que se derivan de las pequeñas frustraciones que a veces lleva consigo la interacción con nuestros mayores o iguales.

Es importante que le dediques a tu hijito unos minutos después de esas conductas agresivas para recordarle que estas conductas no son las herramientas adecuadas para conseguir las cosas y que hay otras formas de expresar los sentimientos. Continúa leyendo →

El pasado 26 de octubre se conmemoró el día nacional del Daño Cerebral Adquirido. Las causas que pueden provocarlo son múltiples aunque destacan el ictus (sobre todo en personas mayores) y el traumatismo craneoencefálico por accidente de tráfico ( en personas jóvenes). Las consecuencias pueden ser muy variadas y variar mucho en función del lugar exacto y de la extensión de la lesión. Tras una lesión cerebral pueden verse afectadas diversas funciones cognitivas (atención, memoria, lenguaje, capacidad para planificar, razonamiento, percepción, etc), aspectos emocionales e incluso de conducta (inhibición o deshinibición , falta de control de impulsos, inquietud motora). Esto repercutirá en una disminución de la calidad de vida tanto de la persona como sus familiares.
Desde el ámbito de la psicología son múltiples las intervenciones que se pueden realizar para ayudar a la persona afectada.
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La falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad son los síntomas principales del TDAH. Estos síntomas pueden presentarse con intensidad variable de unos individuos a otros, y pueden presentarse también de forma independiente.
Ahora bien, es normal que los niños a veces no pongan atención a las cosas, que sean muy activos o incluso impulsivos. Son conductas propias de la infancia. Es importante diferenciar entre un comportamiento “normal” y uno que no lo es.
Para que un niño sea considerado como un posible TDAH debe cumplir las siguientes condiciones:

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