Prevención del deterioro cognitivo

Gracias a la medicina y a una alimentación mejor, en nuestra época ha aumentado significativamente la esperanza de vida; pero el vivir más años no significa que vivamos mejor, aún en ausencia de patologías graves las personas mayores presentan un enlentecimiento en el procesamiento de la información y dificultades en la memoria reciente, así como de algunas funciones ejecutivas. Considerando esta afirmación podemos plantearnos si es útil llevar a cabo actuaciones que tengan como finalidad la prevención del deterioro cognitivo, siendo éste como hemos indicado, un proceso irremediable.

Según investigaciones recientes el proceso de envejecimiento viene determinado en un 25% por el factor genético, mientras que el factor ambiente lo es en un 75%. Esta buena noticia nos abre nuevas posibilidades de actuación cuyo objetivo ha de ser fomentar una vejez saludable para reducir la probabilidad del déficit cognitivo asociado a la edad, manteniendo el mayor tiempo posible una buena reserva cognitiva.

Actualmente los centros de interés están en torno al estudio de estrategias de prevención primaria y prevención secundaria, la prevención primaria es aquella que trata de evitar que personas sanas desarrollen demencia, parece ser que la realización de actividades mentales de forma periódica se asocia con un menor riesgo de padecer demencia, mientras que la prevención secundaria trata de enlentecer en la medida de lo posible los efectos que se derivan de la demencia en personas que ya la padecen.

Las estrategias de prevención primaria dependen en gran medida de las propias personas, se trata de desarrollar hábitos de vida saludable: alimentación adecuada, sueño reparador, ejercicio… En general las mejores estrategias para mantener o mejorar nuestras funciones cognitivas son estrategias muy sencillas, que están a nuestro alcance:

  • Procurar estar activos.
  • Realizar actividades nuevas y cambiantes.
  • Realizar ejercicios de actividad mental.
  • Mantener una rutina en las actividades.
  • Realizar ejercicios para mejorar la memoria.
  • Utilizar ayudas como agenda, calendario…
  • Escribir un diario.
  • Evitar el sedentarismo
  • Realizar algún deporte o cualquier otra actividad física.
  • Tener una buena red de relaciones sociales.
  • Mantener una actitud positiva frente a la vida.

Una muy interesante posibilidad es el uso del ordenador y de internet, así como otros dispositivos como las tablets o los móviles.

Prevención primaria

Además de lo que la persona por sí misma pueda hacer para conservar el mayor tiempo posible todas sus facultades, puede recurrir a un terapeuta para desarrollar un programa de detención del deterioro cognitivo, aún cuando no padezca ningún tipo de demencia. Se trata de un programa de prevención como se ha especificado antes.

Tradicionalmente se ha trabajado la prevención del deterioro cognitivo con ejercicios de lápiz y papel, realización de crucigramas, sopas de letras u otros pasatiempos, hoy en día podemos contar con la aportación que los avances en tecnología permiten. En este sentido se dispone de juegos de estimulación cognitiva que proporcionan a la persona un feeback inmediato. Contamos además con una muy interesante técnica de entrenamiento cerebral llamada neurofeeback, que se basa en la modificación del patrón de actividad cerebral de persona, consiguiendo la mejora de aspectos cognitivos como mejora de la memoria, velocidad de respuesta, inhibición de éstas etc.

¿Qué se puede hacer cuando el deterioro cognitivo es inevitable?

En casos en que el deterioro cognitivo está asociado a enfermedades como el Alzheimer habrá que establecer un programa de prevención secundaria, dónde la estimulación cognitiva es de gran importancia para retrasar el déficit cognitivo propio de la enfermedad. Para ello el profesional podrá hacer uso de los métodos tradicionales (ejercicios de lápiz y papel, pasatiempos…), así como de las nuevas tecnologías (ordenador, tablets…) y del entrenamiento cerebral neurofeeback.

Otras terapias para la estimulación cognitiva son la terapia de la reminiscencia, que consiste en que la persona con demencia recuerda su historia personal, y la terapia de orientación a la realidad mediante calendarios, agendas etc para que puedan preservar datos sobre ellos mismos y sobre su entorno.

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