La reserva cognitiva: cómo nuestro cerebro puede guardar para el mañana

alzheimers_puzzleA medida que envejecemos, inevitablemente vamos experimentando cambios en nuestro cuerpo y nuestra mente, incluyendo la pérdida o el deterioro de ciertas capacidades, como la fuerza física o la agudeza visual. El cerebro no es ajeno a este proceso y funciones como la memoria y la capacidad de atención también se van mermando, e incluso a veces sufre accidentes o enfermedades que comprometen su funcionamiento (ictus, traumatismos, Enfermedad de Alzheimer…). No obstante no todo el mundo sufrirá las consecuencias de igual forma: mientras que algunos tendrán problemas significativos, otros sufrirán menores pérdidas frente a estas adversidades y tendrán una mayor resistencia. Esta resistencia viene determinada por lo que se ha venido llamando reserva cognitiva.

A grandes rasgos, la reserva cognitiva es la capacidad del cerebro para compensar problemas cerebrales gracias a los conocimientos que se fueron adquiriendo durante la experiencia de vida. Es decir, según la actividad mental que se haya ido desarrollando durante la vida, el cerebro tiene una reserva de la que puede tirar cuando la vejez o la enfermedad hacen mella, para resistir el daño que está sufriendo. Si esta reserva es cuantiosa, el funcionamiento de la persona se verá menos afectado, si la reserva es más escasa, los accidentes y los problemas provocarán secuelas y dificultades con más facilidad. Así pues, de cara al futuro, a todos nos interesa aumentar la reserva cognitiva de nuestros cerebros, para así llegar a la senectud en plena forma mental.

¿Cómo se produce esta reserva cognitiva, y cómo podemos incrementarla?

A lo largo de nuestra vida vamos adquiriendo conocimientos sobre el mundo que nos rodea. Este es un proceso continuo, que nos va a permitir adaptarnos a un mundo cambiante. Todos sabemos que esta función las cumple el cerebro, pero, ¿qué es lo que pasa para que pueda producirse este fenómeno?. Pues bien, nuestro cerebro está compuesto por millones de células que se llaman neuronas. Tienen la capacidad de conectarse unas con otras y estas conexiones van aumentando y modificándose conforme vamos adquiriendo conocimientos. Puede decirse que el aprendizaje cambia la forma de nuestro cerebro, lo hace más complejo, aumentando la calidad y complejidad del “cableado cerebral” y por tanto el cerebro se vuelve más resistente ante situaciones adversas como el desarrollo de Alzheimer o daño cerebral.

Hay algunos trucos que podemos hacer en el día a día para aumentar nuestra “reserva cognitiva”:

  • Disfruta del placer de la lectura. Leyendo mejorarán tus conoimientos y tu capacidad de abstracción. Busca un tema que te guste y documéntate. Hoy en día con una herramienta como internet es fácil.
  • Sal a la calle, el parque o el gimnasio. El ejercicio físico favorecerá la oxigenación de tu cerebro.
  • Disfruta de tus mejores amigos y familiares. Somos “animales sociales”, nuestro desarrollo se da en relación a otras personas. Hablar, compartir experiencias y puntos de vista distintos facilitará un mayor conocimiento sobre el mundo, y por tanto una mejor reserva cognitiva.
  • Aprovecha estos momentos para jugar algún juego de mesa tradicional ( parchís, ajedrez, etc). Tu cerebro se verá obligado a utilizar estrategias.
  • Permítete el placer de alimentarte bien. Tenemos la suerte de disfrutar de una de las gastronomías más saludables, sigue los patrones de alimentación que seguían tus abuelos. Tu cerebro, tu mente y tu cuerpo te lo agradecerán.

Al igual que la actividad física es beneficiosa para nuestro cuerpo, la reserva cognitiva se adquiere entrenando tu cerebro, así como practicando actividades que supongan un esfuerzo mental e intelectual. Tu cerebro, y tu mente, lo agradecerán enormemente.

 

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