La agresividad en los niños

3252733986_b13fa485c3_zA veces la conducta de tu hijo pequeño te puede llegar a sorprender e incluso a sonrojar, tu hijo pega una torta a un amiguito con el que está jugando, tira arena a otros niños, da un mordisco… Es normal que te preocupes. No obstante debes saber que cierto grado de agresividad forma parte de su desarrollo. Ello no significa que no debamos intervenir, muy al contrario, debemos actuar para enseñar a nuestro hijo a controlar sus impulsos, y a canalizar los sentimientos que se derivan de las pequeñas frustraciones que a veces lleva consigo la interacción con nuestros mayores o iguales.

Es importante que le dediques a tu hijito unos minutos después de esas conductas agresivas para recordarle que estas conductas no son las herramientas adecuadas para conseguir las cosas y que hay otras formas de expresar los sentimientos.

Si tienes paciencia y constancia, pronto verás que tu hijo podrá disfrutar de la compañía de otros niños y que esas conductas agresivas son cada vez más espaciadas, hasta que lleguen a desaparecer.


Qué hacer ante las conductas agresivas de tu hijo:

Actuar de inmediato. Intenta actuar inmediatamente siempre que tu hijo se ponga agresivo. El debe saber lo más pronto posible que ha hecho algo inapropiado. Apartarlo unos segundos del contacto con los amiguitos será suficiente.

Explícale con palabras sencillas que podrá volver a jugar cuando esté preparado para hacerlo sin hacer daño a otros niños.

Mantén la calma. Intenta no gritarle y mucho menos darle unos azotes. Si lo haces lograrás que se enfade aún más y le proporcionarás más ejemplo de cómo ser agresivo.

Tu actitud tranquila le enseñará a controlar su propio temperamento.

Sé constante. Intenta responder en cada situación conflictiva de la misma manera que lo hiciste la última vez (“Has mordido otra vez a tu hermanita, ¿no?, pues ya sabes que otra vez tendrás que quedarte a mi lado un ratito a pensar”) Con ello tu hijo aprenderá que cada vez que se porte mal dejará de jugar.

Enséñale otras alternativas. Espera un ratito a que tu hijo se calme para hablarle sobre lo que acaba de ocurrir. Deja que te cuente lo que pasó.

Explícale que es natural que se enfade, pero que no está bien que lo demuestre pegando, gritando o mordiendo. Intenta que tu hijo, con tu ayuda, encuentre las palabras que necesita para demostrar su enojo.

Enséñale a pedir disculpas. Si tu hijo se niega, cógelo de la mano y pídelo tú por él. Así verá que “no pasa nada”

Recompensa su buen comportamiento. No es adecuado prestarle atención solo cuando se porte mal, procura elogiarlo cuando lo esté haciendo bien.

Selecciona los programas de televisión. A menudo los dibujos animados y otros programas para niños contienen conductas como golpes, gritos, amenazas…presentadas de forma cómica. Siéntate con tu hijo y coméntale las distintas situaciones y su respuesta más adecuada.

Procura que haga mucha actividad física al aire libre. Es importante que tu hijo corra, salte, juegue con la pelota…,sobre todo si es un niño muy activo, para gastar un poco de energía.

Busca ayuda si no puedes controlar la situación. A veces el comportamiento agresivo no se corrige con la actuación de los padres, y es necesario pedir ayuda.

Si tus intentos de controlar la agresividad de tu hijo no tienen el efecto deseado, recurre a un profesional. Habla con un psicólogo, el podrá determinar la base del problema y te ayudara a resolver la situación.

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