Formas sencillas de cambiar los hábitos, parte I

Todos nos hemos propuesto alguna vez cambiar nuestras costumbres y dejar ciertos hábitos o adquirir otros, como por ejemplo dejar de fumar, ir al gimnasio o comer de forma sana. Sin embargo, es muy frecuente encontrarnos con que a pesar de nuestra buena intención, los nuevos comportamientos duren pocos días y en poco tiempo volvamos a nuestra rutina habitual. Y es que cambiar los hábitos es algo complicado, puesto que nuestras acciones están muy asociadas a factores como el ambiente y el contexto en el que nos encontramos, y la dificultad con las que la podemos llevar a cabo.

Una de las formas más efectivas para cambiar el comportamiento es alterar la facilidad o dificultad que nos supone el realizarlo. Para adquirir un hábito, hacer que la acción deseada nos resulte más sencilla incrementará la probabilidad de que la llevemos a cabo. Por ejemplo, si queremos salir a correr cada mañana, colocar el chandal y las zapatillas a la vista la noche antes, para que sea lo primero que veamos al despertar y que sea la ropa que esté más a nuestro alcance, hará que sea mucho más probable que podamos cumplir con nuestro propósito.

Por el contrario, si lo que queremos es erradicar un comportamiento, como por ejemplo, “whatsappear” durante las horas de trabajo, meter el móvil en un cajón o ponerlo en un lugar alejado de nosotros mientras trabajamos hará que sea mucho más difícil y costoso acceder a esta fuente de distracción, con lo que será menos probable que perdamos el tiempo chateando cuando se supone que tendríamos que ser productivos.

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